domingo, 3 de mayo de 2009

Los Romanos (Parte I)

La cultura romana más allá de su sello propio que según Roberto Masiero se caracteriza por ser poca propensa a las elaboraciones teóricas pero, por el contrario, tan pragmática, la reflexión sobre las artes se hace más técnica y más analítica; no se puede estudiarla sin considerar los grandes aportes de los pueblos etruscos, cartaginés y el griego.



Los etruscos


Los etruscos dominan el espacio de la península itálica entre los siglos VII y I a.c., estos pueblos produjeron manifestaciones artísticas propias, mantuvieron contacto con la población de la Hélade e intercambiaron sus experiencias culturales. El pueblo romano toma de ellos el apego por la cotidianeidad y el estudio de los rasgos individuales; el gusto por los aspectos narrativos, la atención al retrato. La utilización del barro cocido o sin cocer y la utilización de la madera, prefieren el ladrillo y utilizaron el falso arco y la falsa bóveda, pero conocieron el arco y la bóveda verdadera; anticipan la sustitución de la arquitectura adintelada griega por la bóveda romana. La importancia que los etruscos le dieron a la muerte, ha desarrollado una arquitectura funeraria de la que los romanos han tomado el templo sobre podio y la disposición de la planta, el cual tenía un porche con columnas en su fachada y la planta se dividía en tres cellas destinadas a tres divinidades etruscas, el templo romano adopta tal disposición. En algunos santuarios predomina la planta griega, alargada y con una estructura períptera.



La casa romana también recibió influenza de la casa etrusca, esta estaba formada por un vano cubierto para el acceso, un ambiente centra y un patio abierto sobre el cual se abrían las habitaciones, que daría lugar al atrio romano.

Las preocupaciones de la vida de ultratumba nos llevan a encontrar muchas de sus obras de arte en el interior de los santuarios mortuorios o tumbas, armas, joyas, instrumentos, utensilios y frescos que reconstruían las escenas de la vida cotidiana.


El arte de ese pueblo habían grandes escultores que trabajaban los materiales como el bronce, barro cocido, piedra, madera, marfil, hueso. Las obras con intención retratística son los vasos funerarios decorados con cabezas humanas, con influencia helenística. Sus pinturas s

on frescos que se encuentran en su mayoría en las tumbas, recrean la vida cotidiana del difunto.



El sarcófago de los esposos: realizado en terracota 1, 91 m de longitud, Museo Nacional de Villa Giulia. Proviene de Cerveteri y las manos, probablemente, sostenían objetos, quizás huevos, habitual ofrenda funeraria.


Los griegos


La cultura helénica – como ya mencionamos- les llega a través de los etruscos. Pero cuando Grecia entra en crisis y es conquistada, artistas, intelectuales, artesanos emigran a Roma, fueron contratados o llevados como esclavos por los romanos para decorar mansiones, esculpir imágenes y construir templos. Se importaron cientos de obras griegas y se copiaron todas las obras de los clásicos y helenísticos griegos.

El arte romano creó manifestaciones originales y reflejó el espíritu autóctono partir del siglo I a.c., como la retratística, el bajorrelieve histórico y fundamentalmente la arquitectura. El despegue artístico se produjo en forma abrupta en el siglo II a.c. A partir del siglo I a.c. el desarrollo económico producido por las conquistas, la necesidad de propaganda oficial y la pax romana que permitía la libre circulación de ideas, estimularon el desarrollo de la actividad artística.


Urbanismo: la ciudad como símbolo y elemento de Romanización


La ciudad era la célula básica sobre la que giraba la organización del Imperio, para los romanos la vida civilizada era la vida urbana; el paganus que vivía en el medio rural era considerado un ser inferior, semicivilizado y era objeto de sátiras y burlas. Todo habitante interesado en la vida política, comercial e intelectual debía habitar una urbe. No toda aglomeración urbana era una ciudad; esta tenía que poseer determinados elementos fundamentales para la vida colectiva, estos eran: a) el foro, b) edificios para espectáculos públicos, c) termas, d) acueductos e instalaciones sanitarias, e) construcciones simbólicas como arcos de triunfo, columnas votivas, etc.

En las provincias, el estado se preocupó de crear ciudades nuevas y embellecer y cuidar de las antiguas. La ciudad era un elemento aglutinante que permitía un mismo modo de vida a seres que integraban un mundo cosmopolita y heterogéneo. La fundación de una urbe aseguraba la romanización del territorio conquistado; el urbanismo fue un importante instrumento político del imperio. La ciudad era símbolo de omnipotencia de Roma y testimonio de su cultura. Fundar una ciudad era un acto sagrado, la urbe se ponía bajo la protección de la tríada divina, Júpiter, Juno y Minerva a quien se les consagraba un templo divino: El Capitolio. Las ciudades se organizaban de acuerdo a un plan urbanístico previo, que responde al criterio damero. Se trazaba una cuadrícula regular en las que se distinguía el decumanus y el cardo, las dos arterias principales, en cuyo cruce se formaba el foro. El plan damero obedecía a la disposición de los campamentos militares. Los principios urbanísticos de los romanos es concebir a la ciudad como un todo coherente de acuerdo a los principios de axialidad, simetría y subordinación de las partes a una idea central; en las ciudades creadas se manifiestan claramente el ideal de orden y disciplina. Roma era la capital del mundo y se encontraba simbólicamente en el centro del universo, era el centro significativo de la civilización. Todas las ciudades eran la repetición de esa estructura que se simbolizaba en la unión del decumanus con el cardo; en la unión de los ejes estaba el centro del Universo.



Roma la gran capital imperial


En la época imperial la URBS adquirió gran esplendor y se transformó en una gran ciudad. Los emperadores fueron propulsores de las artes, de las obras públicas grandiosas como medio de atraer la admiración del pueblo y por ello elevar foros, templos, termas, basílicas, circos, teatros, altares, y arcos de triunfo. Contaba con un millón de habitantes, se prestó atención a la salida del mar, a la llegada del agua para las termas, construyéndose numerosos acueductos y también la construcción de una red cloacal.


Roma y sus problemas


Se deben fundamentalmente al crecimiento demográfico y a las dificultades del espacio. Las calles eran estrechas y de trazado retorcido; la circulación era dificultosa y las vías públicas llenas de desperdicios. La ciudad carecía de espacio suficiente y la construcción de tantos monumentos oficiales disminuyó el espacio disponible para la vivienda y la red vial. Las viviendas pobres (insulae) se producían comúnmente incendios y derrumbes. De todas formas, Roma era una ciudad única, en todas las calles había monumentos, obras de arte que embellecían la ciudad. El esplendor de las obras públicas era inigualado; termas grandiosas, teatros, templos, columnas, etc.


Los foros imperiales


Eran plazas públicas que contaban con un templo – capitolio-, una curia, una basílica, pórticos, arcos de triunfo, columnas votivas y mercados. Era el centro cívico y allí se celebraban los actos políticos y religiosos, comerciales y jurídicos más importantes. El foro de Roma era una plaza rectangular con orientación axial, monumental gracias a las obras de los emperadores, Julio César, Auguto, Domiciano y Trajano.

Según S. Giedion en el Foro se acumulaban los elementos arquitectónicos sin criterio selectivo; se mezclaban en un mismo espacio la cárcel, la tribuna para oradores públicos, los templos, los depósitos, las curias o sea el mundo de la justicia, de la política, de los negocios y de la religión. Esta mezcla contrasta con la pluralidad espacial de la polis griega en la que los espacios están bien definidos.


El foro de Trajano



El Espacio arquitectónico en Roma


Pueblo pragmático, reveló toda su capacidad para desarrollar complejas necesidades prácticas; creo gran variedad de tipos arquitectónicos para uso utilitario: termas, anfiteatro, viviendas, acueductos, etc. Su programa constructivo fue más completo y complejo que el griego, por la variedad y por las nuevas técnicas constructivas como el arco, la bóveda, la cúpula y el cemento.

Desde el punto de vista del espacio interior para muchos estudiosos como Bruno Zevi, nace en Roma la arquitectura. Escala monumental de sus edificios, desarrollo del espacio interior, utilización de nuevas técnicas y empleo sistemático de materiales como el hormigón.


Se pierde el supremo equilibrio helénico, no contenido por más tiempo en sus límites: la razón del mundo ya no es el hombre como medida espiritual o como modelo plástico del universo, sino el hombre como tensión, fuerza que busca un punto de apoyo, energía física y potencia moral, volitiva. Por tanto el romano concibe el espacio no como término de armoniosa contemplación, sino como lugar de acción , de su insaciable experiencia y conquista: y por eso se rodea de espacio, y amplia sus edificios, aumenta los vanos interiores, los remata con ábsides y cúpulas; los hace al fin casi explotar en un a dilatación inmensa: cuando se entra en el Panteón, (…), uno se siente envuelto rápidamente por el sentido de una extraordinaria enormidad del espacio. Un espacio que siempre se alarga, pero que siempre relaciona unitariamente con su centro, como el imperio de los romanos.

El sentido romano del espacio de S. Bettini en PAtetta, L. “Historia de la arquitectura” p. 75.


La axialidad es una de las características de la arquitectura romana. Cada estructura estaba condicionada por una imagen general del mundo, todas las cosas del universo integran una organización y cada elemento concuerda con la armonía de la Naturaleza. Sus edificios contienen importantes elementos simbólicos.



Técnica, materiales de construcción, mano de obra…



Se destaca el uso del hormigón y del ladrillo. El hormigón romano era una masa monolítica formada por piedras rotas, mortero de cal y arena. Esta argamasa fuerte y sólida permite abaratar y acelerar construcciones pues se eliminaba el costoso y lento proceso de tallado de la piedra, facilitaba el uso generalizado del arco, bóveda y la cúpula.

Los muros estaban formados por un núcleo de hormigón y dos de mampostería, uno exterior y otro interior; los de las grandes construcciones, sólo están recubiertos de piedra. Los muros fueron articulados con revestimientos de ladrillo y piedra. El ladrillo fue utilizado en gran escala. La mano de obra era esclava, trabajadores asalariados y soldados.



Sustitución del sistema adintelado



El uso del arco, la bóveda y la cúpula, estuvo en la base del cambio, la edificación adintelada fue sustituida por una arqueada, copulada, abovedada. Los romanos usaron diversos tipos de arcos, el de medio punto, adintelados, rebajado, de descarga, con ellos formaban arcadas, bóvedas y refuerzos a los muros.

El arco es una estructura curvilínea ejecutada con bloques de piedra adosados unos a otros, que se apoyan en las extremidades sobre dos sostenes.

Arco de medio punto

La bóveda es un elemento de simple o doble curvatura, que oficia de techo a un espacio. Se sostiene en equilibrio por su propio peso y por la resistencia de los apoyos al empuje que produce. La clave de bóveda es la piedra central que forma el cierre de la misma y que suele ser la última pieza que se coloca. La bóveda se construye con piedras talladas y apoyadas entre sí de modo que integran un conjunto equilibrado.







Arista








Bóveda de cañón







Un ejemplo de arquitectura: El Panteón Romano



La experiencia arquitectónica y de ingeniería que adquirieron los romanos en el uso de los arcos y bóvedas les permite crear edificios de formas y dimensiones que nos e habían logrado antes.

El Panteón romano es una obra de la época de Adriano, este casado con una sobrina de Trajano, se dedica a la defensa del limes, vive en un momento relativamente pacífico con excepción de la sublevación judía en Palestina. Se dedica a su pasión: la arquitectura, por todas partes funda templos, teatros, ciudades, bibliotecas, estadios, obras de urbanismo. Le apasiona la cultura griega pasando largas temporadas en Atenas. El Panteón es producto del genio arquitectónico de este emperador, el edificio se construye en el campo de Martes, en el lugar donde se alzaba el santuario que Agripa había querido consagrar a Augusto.


Presenta un pórtico octósilo que precede a una rotunda ciega, iluminada por un oculus cenital. Es una amplia sala redonda, cuyas paredes cilíndricas soportan una enorme cúpula de 44 m de diámetro. Durante la antigüedad las dimensiones de esta cúpula no fueron nunca superadas. Las proporciones de la rotonda, construidas sobre una planta octogonal, son: diámetro externo de 200 pies (58 m), el espacio circular interior miden en cambio 150 pies de diámetro por 150 pies de alto (44 m), desde el enlosado hasta el oculus, este tiene un diámetro de 30 pies, 9 m.

La planta consiste en un pórtico que es la entrada central, flanqueada por hornacinas con estatuas y la nave circular ofrece siete ábsides, cuatro rectangulares y tres semicirculares. Un par de columnas se alzan delante de cada una de ellas, ocho edículos en forma de pequeñas columnas y frontones resaltan entre los ábsides. Las paredes de las naves son cilíndricas. Una cornisa saliente la corona a media altura (22 m); la altura de la cúpula hemisférica es también de 22 m. Esta presenta cinco niveles de artesones trapezoidales, dispuestos en forma concéntrica y con 28 unidades cada uno. La construcción del enorme espacio interior necesitó todos los recursos de la técnica romana. Todo el esfuerzo del empuje de la bóveda de mampostería descansa en la estructura cilíndrica que forma el círculo de contención. Esta pared de 6 m de espesor no es tan maciza, la pared circular, sobre la que se eleva la cúpula, que está construida con capas horizontales de hormigón sobre una mampostería de travertino y toba. En un principio, estas capas eran de ladrillo, después de ladrillo mezclado con piedra pómez; y finalmente el casquete circular de la cúpula se hizo enteramente de piedra pómez para aligerarlo.


El simbolismo del Panteón


En primer lugar hay que considerar que este templo tiene la particularidad de poseer una cella circular, en un amplio espacio interior formando un importante lugar de reunión, implicando cambios en los rituales y la función de estos edificios.

La planta es circular, con una altura equivalente al radio; la cúpula del mismo diámetro; este espacio interior puede contener una esfera perfecta, encerrada en un cubo, la longitud de cuyas aristas es también de dos radios, también se puede trazar un triángulo equilátero desde el suelo hasta el centro del oculus, formando una pirámide perfecta.

Todas estas construcciones geométricas estaban consideradas por los antiguos como dotadas de propiedades numéricas y simbólicas que hacían del monumento una verdadera suma pitagórica.


Vosotros aseguráis que el cono, el cilindro y la pirámide superan en belleza a la esfera. Si estas figuras fueran las más hermosas, tan sólo sería en apariencia. Pero yo niego incluso eso. ¿Qué hay más hermoso que la figura que en sí misma encierra a todas las demás, que no ofrece ninguna aspereza, ni forma basta, ni vacíos angulosos, sinuosidades, protuberancias, o ahuecamientos? Hay dos formas que superan a todas las demás. Entre los sólidos es el globo. Entre las figuras planas, es el círculo o el orbe… ¿No podéis comprender que un movimiento tan igual, un orden tan constante como el del universo, precisa necesariamente de una figura esférica?

Cicerón en “De Naturaleza de los dioses”


Estas figuras son la expresión de la inteligencia divina: del cuadrado al cubo, del círculo al cilindro, de la pirámide al cono, todas las formas convergen en la esfera. Esta geometría conduce a la imagen del universo y al movimiento celeste, el Panteón es un ejemplo perfecto.

En su nave, los siete ábsides están consagrados a las siete divinidades astrales, cinco planetas y al Sol y a la Luna. La cúpula representa la bóveda celeste. Los cinco niveles de artesonados del techo simbolizan las cinco esferas concéntricas del sistema planetario antiguo. El oculus central representa al sol que domina todo el espacio, es el emperador que reina sobre el universo. Es aquí donde Adriano, el todopoderoso emperador administra justicia entre los dioses, es aquí donde el emperador dictaba el derecho, promulgaba leyes, se convertía en el jefe del Tribunal Supremo. El templo lo había realizado a la imagen del poder imperial divinizado.



El primer espacio interno que nos ha quedado completamente cerrado, de dimensiones considerables y de intención claramente artísticas es el contenido en el Panteón de Roma, cuya forma actual procede d ela primera mitad del siglo II D. c. (…)

Lo que es absolutamente nuevo en el Panteón es, por lo que hoy podemos decir, el espacio contenido en su interior. Allá donde mire el espectador, a las paredes laterales y a la cúpula, siempre encuentra superficies variantes en profundidad, que nunca concluyen en la forma, sino que se encuentran continuamente en sí mismas. Así surge en el espectador el concepto de espacio: pero por lo demás, todo el Panteón está calculado para despertar al mismo tiempo la conciencia de los límites materiales; para colocar, en lugar del puro concepto de la posibilidad, la representación sensible de la unidad tangible de la forma; y en lugar de la profundidad, el plano (altura y anchura). De hecho el que entra observa al primer vistazo, sobre el pavimento, la forma de cruz de los muros perimetrales, y deduce la igualdad de las medias en profundidad y anchura; a esto se acompaña la percepción inmediata deque también la altura y la anchura son iguales; de este modo se despierta en el espectador, inmediatamente, la sensación tangible de la unidad, en lo que respecta a las masas de la superficie limite. Más que ningún otro interior del mundo, el del Panteón ha conservado el acabado y la claridad puramente antiguas, que no necesitan ninguna reflexión; cualidades que tomadas en sentido absoluto no pueden por menos que conducir a la forma material sólida, sin interrupciones. La primera época imperial romana ha resuelto, por tanto, el problema del espacio interno tratándolo como materia cúbica, y lo ha fijado con medidas absolutamente iguales y, por consiguiente, claras. Con esto se realizaba lo que hasta entonces se consideraba irrealizable, la caracterización del espacio.


El espacio del panteón, Alois Riegl en Pateta, L. ob/cit. P.76-77



Bibliografía Utilizada


Haber, Alicia. “Historia del Arte”

Masiero, Roberto. “Estética de la Arquitectura

PAtetta, Luciano. “Historia de la arquitectura. Antología Crítica”

RAmirez, Juan Antonio. “Historia del Arte” tomo 1

Shulz, Norberg. “Arquitectura Occidental”

Stierlin, Henry. “El imperio romano”

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