domingo, 19 de abril de 2009

El espacio y la arquitectura en los griegos

La idea del espacio para los griegos

Césari Brandi. El topos: respecto por los caracteres del lugar en la urbanística griega. (Texto extraído de L. Patetta, p. 65)


Escalar la pendiente de los Propileos, aunque sea en Zigzag, nos ilustra como, nos inculca rápidamente algo que nadie debería olvidar al visitar las antigüedades griegas. Fuese debido a su sentido terrenal o a cualquier otra cosa, en aquel lugar que elegían para construir, y casi siempre elegían la roca, esta roca se convertía en algo sagrado, algo que se debía tallar modificándolo lo menos posible. (…) No era un amor por el paisaje (…) sino el respeto ‘tópico por el lugar’ de sus facciones naturales. Nada es más augusto que aquellas columnas divinamente dimensionadas y aquellos ritmos; a un trecho a un paso, la roca bruta, salvaje, confusa, sobre cuyo zigzag montaba la rampa. Nunca fue recubierta ni nivelada. (…)


Alois Riegl. El espacio en la arquitectura griega. (Extraído de L. PAtetta, p. 61)


…la misión principal de la arquitectura había sido siempre la delimitación más que la formación del espacio; pero la existencia del espacio como tal ya no se niega completamente. Tampoco los griegos de la época clásica han tratado de crear espacios internos; el único vano un poco amplio del interior del templo, la cella, se ha vuelto a llevar al estado de patio egipcio, y la ventana – un medio tan usual hoy de comunicación entre exterior e interior de un edificio- no aparece nunca en el templo griego. (…)


Bruno Zevi “Saber ver la arquitectura” p. 44. La escala humana de los griegos


El templo griego se caracteriza por un defecto muy importante y por una supremacía indiscutible a través de toda la historia. El defecto consiste en la ignorancia del espacio interno; la gloria en la escala humana. (…)

Quién investigue arquitectónicamente el templo griego, buscando en primer lugar una concepción espacial, tendrá que huir horrorizado, señalándolo amenazadoramente como típico ejemplar de no arquitectura. Pero quien se acerque al Partenón y lo contemple como una gran escultura, quedará admirado como frente a pocas obras del genio humano. (…)

Los elementos que constituyen el templo griego, con: plataforma levantada sobre el suelo, una serie de palos de bolos apoyados sobre ella y un arquitrabe contin

uo que sostiene el techo. También hay, es cierto, una cela, (…) un espacio interno; pero este espacio no fue nunca pensado creadoramente, porque no respondía a funciones e intereses sociales: mas bien era un espacio sencilla y literalmente cerrado, y el espacio interior así encerrado es, justamente, característico de la escultura. El templo griego no estaba concebido como la casa de los fieles, sino como la morada impenetrable de los dioses…

La historia de la arquitectura de las acrópolis es esencialmente urbanística; triunfa por la humanidad de sus proporciones y de su escala, por las insuperadas joyas de gracia escultórica...


Norberg Shulz. "La arquitectura griega" en la "Arquitectura de Occidente" p. 23.


El espacio exterior griego, (…), no está constituido por relaciones fácilmente reconocibles. Dado que también son raros los espacios interiores monumentales, algunos críticos han llegado a la absurda conclusión de que las construcciones griegas son ‘no arquitecturas’ y que deben ser consideradas sobre todo como ‘grandes esculturas’. Semejante interpretación es muy poco satisfactoria, y probablemente depende de la carencia de conceptos espaciales. (…)

(…) El templo debe ser comprendido en relación con la totalidad de la situación en que fue creado. Es decir, debe ser relacionado con su localización y con el ‘objeto’ a que debía servir.


Bruno Zevi sobre el concepto de arquitectura


En el capítulo II, titulado “El espacio, protagonista de la arquitectura”, el autor plantea el carácter primordial de la arquitectura: “…el carácter por el cual se distingue de las demás actividades artísticas, reside en su actuar por medio de un vocabulario tridimensional que involucra al hombre” p. 13. “La arquitectura, por el contrario, es como una gran escultura excavada, en cuyo interior el hombre penetra y camina” Ibid.

“El espacio interno, aquel espacio que, (…) no puede ser representa

do completamente en ninguna forma, ni aprehendido ni vivido, sino por la experiencia directa, es el protagonista del hecho arquitectónico. Tomar posesión del espacio, saberlo ver, constituye la llave de ingreso la comprensión de los edificios. No nos será concedida, sino vagamente, una historia y, por ende, un goce de l arquitectura, en tanto no hayamos aprendido a comprender el espacio y –lo que es más importante- a aplicarlo como elemento substancial en la crítica arquitectónica” Ibid, p. 14

“En todo edificio, lo que contiene, es la caja de muros, lo contenido es el esp

acio interno.” Ibid, p 15

“¿Qué es la arquitectura? (…) Decir, como se suele, que la arquitectura es la edilicia ‘bella’ y la no arquitectura es la edilicia ‘fea’, no tiene ningún sentido aclaratorio, porque la belleza y la fealdad son relativas y porque, de cualquier modo, sería necesario anteponer una definición analítica de la edilicia, lo que nos llevaría al punto de partida.

La definición más precisa que se puede dar hoy de la arquitectura es aquella que tiene en cuenta el espacio interior. La arquitectura bella, será la arquitectura que tiene un espacio interno que nos atrae, nos eleva, nos subyuga espiritualmente; la arquitectura ‘fea’, será aquella que tiene un espacio interno que nos molesta y nos repele. Pero lo importante es establecer que todo aquello que no tenga espacio interno, no es arquitectura” Ibid. P. 19

“La historia de la arquitectura es, ante todo, la historia de las concepciones espaciales (…)

…el espacio, ‘vacío’, sea el protagonista de la arquitectura, resulta, en el fondo, muy natural: ya que la arquitectura no es tan sólo arte, ni sólo imagen de vida histórica o de vida vivida por nosotros o por los demás; es también, y en primer lugar, el ambiente, la escena en la cual se desarrolla nuestra vida.” Ibid. P. 23


Sintetizando de la mano de Leonardo Benévolo


Los griegos evitan, en resumidas cuentas tratar una porción demasiado grande de espacio o un número demasiado grande de elementos del mismo modo que un organismo cerrado, contrapuesto al ambiente circunstante, y prefieren considerar al acrópolis o al recinto como una sección

del paisaje infinito, dentro del cual los edificios son libremente colocados, teniendo en cuenta todas las preexitencias de orden natural y artificial. Por lo tanto, los complejos edilicios no sólo no excluyen, sino que piden al espectáculo de la naturaleza y del escenario urbano circunstante.

Los constructores del Acrópolis de Atenas o del recinto de Olimpia no se esfuerzan por extender las características de los edificios al ambiente circunstante, sino más bien de acoger las sugerencias del lugar en los edificios mismos, poniéndolos con armonía con todo el paisaje y resolviendo cada conjunto parcial en el conjunto general, paisajista.


Leonardo Benévolo. “Introducción a la arquitectura” p 24-25.


Algunas ideas para entender al arte griego….


El hombre aprende imitando a la naturaleza y a sus semejantes. Demócrito plantea que el hombre toma como modelo al animal. Esa imitación es la mimesis.

El arte es técnica que lleva al artesano a la perfección. Lo que el hombre hace no tiene origen en su mundo interno, sino en el externo, por eso se habla de mimesis. Sófocles en el Coro de su Antífona:



“Portentos, muchos hay; pero nada es

Más portentoso que el hombre.


El hombre

Descubrió las leyes dentro de la ciudad,

Construyéndose una defensa contra la lluvia y el invierno

De modo que aprendió

El uso del lenguaje

Y el movimiento veloz del pensamiento.”


La arquitectura humana es lenguaje, es pensamiento, es desnaturalización. Las matemáticas son un instrumento para contar, algo propio de la experiencia sensible; pero en los griegos se convierte en un sistema lógico. Nace la geometría.

Lo perfecto tiene un orden (taxis) y la simetría (simetría). El concepto fundamental era el de orden, existe una vinculación entre el cosmos del universo, el cosmos de la sociedad humana y el cosmos del hombre. Pitágoras habla de tres esferas concéntricas: el mundo natural, el mundo huma

no y el mundo divino.

“La arquitectura es Cosmos, es decir, parte del sistema de analogías que regulan el mundo. Tarea(…) del arquitecto, es hacer de modo que la obra guarde co

rrespondencia con estas leyes que no pertenecen a la evidencia, sino a la taxis (orden), a ese orden que a su vez contiene formas geométrico-matemáticas.” Masiero Roberto, “Estética de la arquitectura” p 39

“Los conceptos fundamentales para entender la arquitectura griega y su estética son los siguientes: canon (kanón), medida (métron), orden (téxis), simetría (simetría), euritmia (eurytmia). Estos conceptos a su vez entenderse dentro de una dimensión más amplia representada por la mimesis, por la relación entre hacer y técnica, y por esa categoría fundamental que es la analogía.

El canon era la pequeña cuerda con la que se tomaban las medidas para las construcciones arquitectónicas. (…)

El canon expresa para el hombre griego lo que es esencial y característico. Este aspira a la perfección, a lo proporcionado, a lo armónico, a lo ideal. (…)

Kanón es para los antiguos griegos sinónimo de métron, unidad de medida, unidad que se encontraba en los fundamentos del sistema ideativo-constructivo ya de manera empírica, puesto que en un principio estaba representada por el ‘pie’ o por el ‘codo’ para pasar a estarlo después en forma numérica.”


La Mimesis en Platón y Aristóteles.


Este concepto adquiere en la antigüedad múltiples aspectos, es la mera actividad de reproducción o copia, ligada a la mentira de la apariencia; también se refiere

como ya mencionamos a los modos de conocimiento pues permite la relación entre el sujeto cognoscente y el ente conocido; implica actuar; y es una visión cosmológica en la relación hombre-naturaleza, hombre-cosmos, hombre- dios. Platón reviste a la mimesis de un aspecto peyorativo porque la considera una copia, un acto engañoso. Aristóteles por su parte, plantea en la Poética que: “La imitación es ‘connatural al hombre, y se manifiesta ello desde

su misma infancia’ y ‘difiere de los animales en que es muy apto para la imitación, y es por medio de ella como adquiere sus primeros conocimientos.” Masiero, Roberto, OB/cit. P 44


La sección áurea.


Pitágoras viajó desde muy joven a Egipto donde aprendió las leyes del canon. Afirmaba que el alma es inmortal, que el cosmos tiene un orden, y que todo tiene un número. Tales afirmaciones las obtiene de la observación astronómica, del estudio de la cristalografía pero sobre todo de la reflexión entre las notas y la longitud de las cuerdas de los instrumentos musicales. Si todo es número, debe existir un número entre los números, una relación que determine el orden más allá de las apariencias. Tal relación y tal número son los conocidos como relación áurea, o número de oro, sección áurea, divina proporción.

Todo lo que contenga la relación áurea nos conducirá a la belleza, de lo contrario nos encontraremos con lo feo, lo inadecuado, lo contranatural, lo híbrido. Nace de las observaciones de la naturaleza y del estudio del pentágono estrellado, símbolo de la secta de los pitagóricos.


La Ley áurea en el Partenón.



Los órdenes arquitectónicos


Los órdenes arquitectónicos griegos.


Para los griegos y también para los romanos de la Antigüedad clásica, los órdenes, en la proporción de sus elementos, representan la expresión perfecta de la belleza y armonía. La unidad básica de las dimensiones era el diámetro de la columna. A partir de ese módulo se deducían las dimensiones del fuste, del capitel, de la base, del entablamento, en definitiva, del más mínimo detalle. El espacio de separación entre las columnas, llamado intercolumnio, se basaba también en el diámetro de las mismas.

Puesto que el tamaño de las columnas variaba con el edificio, los órdenes no se apoyaban en una unidad constante de medida. La intención era lograr que todas las partes de un edificio fueran proporcionadas y llegar a la armonía entre sí.

“La medición es la búsqueda de la pertenencia a un orden, y en tal sentido nace del ritmos, del movimiento pautado de lo que fluye, de la cadencia. Saliendo del caos del bosque, poniendo orden en su propio entorno, el hombre encuentra el ritmo de la naturaleza, su pulso, que es el mismo que el de la sangre en las venas; y así, al tomar medidas, dispone en sucesión y, por tanto, distingue, conoce, encuentra la simetría, la medida que tiene a su lado, la distinción entre las partes y el todo. (…)

La belleza encuentra aquí su analogía con la simetría, concepto fundamental para la estética antigua y no solo respecto a la arquitectura. Lo simétrico vale también, para lo hecho con medida y proporción. Es complementario de bello (kalós) y armonía (eurhythmia). Euritmia significa precisamente el justo ritmo. La diferencia entre simetría y euritmia es la que deriva de la analogía entre métron y rhythmos.” Lo objetivo es la simetría y lo que subjetivo, la euritmia.





El primer templo que vieron construido así estaba en una ciudad de los dorios. Como quisieron poner columnas en este templo y no tenían la medida de las proporciones, investigaron cómo hacerlas para que no sólo fueran aptas para soportar la carga, sino que también fuesen de aspecto agradable por sus proporciones. Midieron la huella de un pie humano y la relacionaron con su altura. Cuando supieron que el pie era la sexta parte de la altura de un hombre, transfirieron esta relación a la columna. Hicieron la altura del fuste, incluido el capitel, seis veces mayor que la anchura de su base. Así fue como la columna dórica aportó a los edificios las proporciones de un cuerpo varonil y su solidez y belleza

Vitrubio. “De Arquitectura”


Cuando decidieron levantar un templo en honor de Diana, inventaron un nuevo estilo, dándole esbeltez al aplicar la misma proporción que para el estilo anterior, pero ahora lo relacionaron con las pisadas de una mujer. Hicieron que la anchura de la columna fuera la octava parte de su altura, para que tuviera un aspecto más grácil. Después pusieron en su base un anillo a manera de calzado, y en el capitel colocaron como cabellera unos bucles rizados que le caían a derecha e izquierda, y con ondas y guirnaldas adornaron la frente como si llevara flequillo. A lo largo de todo el fuste marcaron estrías como si fuesen los pliegues del s estolas que llevan las matronas. Así hicieron el modelo de los dos estilos de columnas, uno de belleza severa, sin adornos, varonil, y el otro con la figura, la ornamentación y la proporción femenina… Y como los primeros que lo usaron fueron los jonios se le llamó estilo jónico.

Vitrubio. “De arquitectura”

1 comentario:

  1. hola, muy bueno el articulo!! me gustaria saber de que libro fueron extraidas las imagenes de la seccion aurea.
    desde ya gracias y saludos.. emilia.-

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